Nada mejor para seguir caldeando los ánimos que otra dosis de lo de siempre. En la misma línea que ya nos tiene acostumbrados, la empresa ha hecho desaparecer los calefactores que teníamos en la oficina (y en algún puesto en fábrica) que usábamos para combatir el frío que hace aquí por las mañanas. Sin explicaciones, a
traición (durante el fin de semana), para que nadie dé su opinión.
En fin, un suma y sigue. Parece que de lo que se trata es de comprobar nuestro nivel de aguante. ¿Qué será lo próximo?